Amanecer el día después con la libertad de poder ser

Amanecer el día después con la libertad de poder ser,
enroscadas en mullidas presencias a las que les crecen alas,
atravesadas ya por una sola conciencia del «si tocan a una
nos tocan a todas».

Despertar con la ligereza de reconocernos en cada reencuentro
con miradas luminosas de complicidad convertidas hoy
en cajas de resonancia del eco de millones de mujeres
que son voces, voces a una.

Renacer en la adquirida certeza que nutre manantiales
urgentes, de donde surgen torrentes caleidoscópicos de vuelos,
a veces abortados, sí, pero mano a mano con urgencias
por imaginar
una humanidad que se cuida.

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